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domingo, 19 de enero de 2014

23 flores

Y, mientras sonaba la canción, yo no podía hacer nada más que recordarte... Recordarnos. Y volver a quedarme atrapado en ese corto periodo de tiempo en el que realmente creí que, a pesar de todos los obstáculos, estábamos destinados a estar juntos para siempre.

La gravedad, disfrazada de maestra, no tardó en poner los puntos sobre las íes y, a mi, fuera de la oración. Y, mientras oigo a Tom Odell decir que quiere llorar y quiere amar, a mi me apetece hacer exactamente lo mismo, porque sé que, muy probablemente, eso era lo que a ti te ocurría, pero todas tus lágrimas ya habían sido gastadas por otro amor. O prescindimos de "otro".

En la incesante manía del ser humano por buscarle respuestas a la aleatoriedad de la vida, caigo en lo intangible que, como el amor, es difícil de explicar. Y empiezo a elaborar en mi mente una teoría absurda sobre las energías y el karma y sobre cómo necesitamos tomar de terceros aquello que otros nos quitan. Entre promesas de un futuro que jamás llegó y del carnaval protagonizado por la liberación, que iba disfrazada de amor, me exprimiste. Como una naranja. Como aquella que jamás se adaptará a tu otra mitad, porque está vacía. Como estaba la tuya cuando te conocí.

Y qué difícil es volver a ser el de antes pero, ¿alguna vez volvemos a ser algo que éramos? Ahora, soy sin ti, justo como era antes del 24 de junio del 2013. Pero, ¿por qué no me siento como entonces? ¿Por qué es tan fácil quedarse atrapado en espacios de tiempo tan reducidos? ¿Por qué no se llena mi mitad de la naranja?

Lo cierto es que odio la naranja, y quizás también esté empezando a odiar esta canción porque, como el resto de cosas que comienzo adorando, me recuerdan a ti. Puede que me hagan sentir un pequeño gajo de lo que sentía cuando paseábamos de la mano, o de lo que sentía cuando me recostaba sobre tu pecho y notaba cómo latía tú corazón ...Aunque no fuera por mi.

Y, cuando cada una de esas cosas se termina, como esta canción, vuelvo a sentirme igual de vacío que aquel día que me di cuenta que te habías equivocado de fruta. Bucle infinito, el colmo del sinsentido.

Creo que le daré otra vez al play. Bucle infinito, el colmo del masoquismo.


 

2 comentarios:

  1. Por qué adoro tanto cómo escribes...

    Haces que las entradas de mi blog http://muchoselefantesdelasuerte.blogspot.com.es/ sean los textos escritos en los papeles arrugados de un escritor bueno frustrado al que solo le salen ideas mediocres jaja

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